29 ene 2017

'El Maestro y Margarita' / Mijaíl Bulgákov


El Maestro y Margarita de Mijaíl Bulgákov ha resultado una lectura útil por varios motivos. En primer lugar como ejercicio de sátira hacia la opresiva sociedad soviética. De este modo, el pretexto de una visita de Satanás a la ciudad de Moscú es un ejemplo magistral del poder de la ficción para atravesar el tabú de ciertas realidades y poner en evidencia sus fallas. Voland, el Mefistófeles de Bulgákov, concentra en su personaje un enorme poder subversivo. A medida que él y su pandilla de hipnotizadores siembran el caos en Moscú, van poniendo en evidencia a la verdad oficial, oponiéndole a esa mentira colectiva – el verdadero juego hipnótico – una línea de fuga que apunta a la realización de las pasiones humanas.

Aquí llegamos al segundo punto de interés de la novela, la idea inmanente de la incapacidad de la razón para armonizar la vida humana. Esta idea es algo que me persigue y que de una forma u otra es una suerte de leitmotiv en mi pensamiento. En cierta forma, considero que colectiva o individualmente tendemos a tratar de organizar nuestra existencia aplicando patrones mentales en los que raras veces encuentran un lugar nuestras necesidades pasionales y emotivas, y estas pulsiones – en forma de negatividad – son en gran medida las responsables de hacer naufragar nuestros proyectos. Por ello, la magia de Voland no es responsable de truncar la normalidad soviética, sino que se encarga simplemente de quitarle los soportes ortopédicos que la sostienen. Es ella sola la que se desmorona. ¿Pues qué culpa tiene el diablo si una muchedumbre enloquece bajo una lluvia de billetes de rublos?

No es Satanás el monstruo. Aquí, como en el goyesco grabado El sueño de la razón produce monstruos lo verdaderamente abominable es el condicionamiento de los gestos y las relaciones humanos al subordinarse a ciertos valores. Esto, obviamente, no es un problema específico del socialismo realmente existente, sino la manifestación concreta de la pulsión totalitaria que entrañan toda ideología o dogma religioso. Lo monstruoso es, sencillamente, meter la vida humana en un molde. Y romper esos moldes es, desde el inicio de la novela, la misión de la pandilla de ‘extranjeros’ llegados a la capital rusa.

El tercer punto de interés del texto lo encontramos a nivel estructural. La incorporación al relato de la narración dedicada a Poncio Pilatos redactada por uno de los personajes dota a la historia de Bulgákov de gran profundidad temporal. Gracias al juego de una novela dentro de otra los personajes tienen un pasado que los lleva más allá de los límites temporales de la propia novela y gracias a ello aumentan su conexión con el espectador.

En otro orden de cosas, las complicaciones por las que pasó la novela hasta su publicación hablan bien de como la mentira del poder sufre enormemente al ser expuesta a la ficción - cuando esta nace del compromiso con la vida -. Los censores soviéticos no cayeron en arbitrariedad alguna al impedir durante décadas la publicación de El Maestro y Margarita, de hecho entendieron perfectamente que el libro suponía una enmienda a la totalidad de un sistema al que habían consagrado sus vidas. A fin de cuentas, la difusión de este texto tenía el potencial para erosionar el sistema de creencias en que se basaba el orden establecido.